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Soy una persona inquieta por naturaleza. Diseñadora de la Universidad Católica de Chile y docente en la misma Escuela. Enseñar me apasiona y hoy es lo que ocupa la mayor parte de mi tiempo. 

Enseñar en diseño implica mucho más que transmitir teoría y conceptos. En esta disciplina, el aprendizaje se basa en la práctica y en el constante ejercicio del diseñar. Como docente, siento que mostrar experiencias reales y hacer referencias constantes al mundo laboral es necesario para que los estudiantes vayan conociendo cómo funciona la disciplina fuera de este espacio.  

Pese a todo esto, siempre sentí que había algo más que quería hacer. Quería complementar mi faceta de docente con experiencias distintas, laboralmente distintas y desafiantes.




No sabía qué era lo que me faltaba, hasta que llegué a Keirón. Cuando cumplí los 5 meses acá, me di cuenta que este espacio era rotundamente distinto. Primero, porque es una start-up  y el ambiente laboral es realmente bueno. Segundo, porque hay un compromiso social, un desafío mayor por lograr un bien común. Keirón es una forma de recargar pilas, de aprender y de poder llevar el mundo exterior, la experiencia y un nuevo aprendizaje a la sala de clases.

¿Qué hace una diseñadora en Keirón?

Mi formación como diseñadora fue el de una diseñadora integral, más allá de las especializaciones, más allá de escoger si era gráfica o industrial, mi formación me permitió aprender a resolver los problemas desde las distintas aristas del diseño y comprender, que los problemas pueden tener distintos tipos de soluciones.

¿Y qué iba a hacer yo en Keirón? al principio me sumé como un apoyo en el área de Marketing, vinculándome bastante con todo el contenido gráfico, sin embargo, junto a Francisca Gerstle (o Kika, como la conocemos nosotros) comenzamos a desarrollar estrategias que dejaban algo en claro: en una startup como es Keirón, las áreas están permeándose constantemente porque, a diferencia de las grandes empresas, somos un ecosistema en constante transformación, mejora y aprendizaje.

Keirón tiene un objetivo claro: conectar la salud de los pacientes de LATAM por medio de la tecnología. Un objetivo que se alinea con lo que siempre he pensado: es muy difícil que el diseño cambie el mundo, pero desde el diseño, sí podemos cambiarle el mundo a una persona. Estos valores, estas metas y el trabajo con un trasfondo es algo que me importa defender y transmitirle a mis estudiantes.

Todo esto, nos trae otra vez a la pregunta que hice hace unas líneas atrás, ¿qué iba a hacer una diseñadora integral en Keirón? El ambiente profesional es muy variado, hay desarrolladores, programadores, publicistas, psicólogos, una enfermera, más diseñadores y muchos, muchos ingenieros. A veces se piensa que la ingeniería y el diseño son rivales, que son carreras competitivas, porque ambos innovan y “hacen cosas choras”. Sin embargo, acá en Keirón entendí que la integralidad de mi carrera y la interdisciplina que este espacio me entrega es absolutamente necesario para trabajar soluciones de salud, pues nos permite desarrollar soluciones que van más allá de la estética. En Keirón diseñamos soluciones holísticas, eficientes y seguras, abordando los distintos desafíos del rubro de manera eficiente y efectiva.

Diseñar para lograr una salud integral.

El diseño es una disciplina que aún no se entiende del todo, se suele pensar que está en embellecer las cosas o hacer cosas entretenidas…y sí, efectivamente el diseño tiene mucho de embellecer, pero no únicamente en lo estético, si no en embellecer procesos, en agilizar las atenciones, en facilitar los flujos del servicio de salud público y privado.

Keirón es un software diseñado para que lograr que las personas tengan acceso a una salud integral sea un poco más fácil, para que la gestión de la salud de las personas garantice una buena experiencia, para aumentar el sentido de pertenencia de los usuarios, logrando que tanto hospitales y clínicas puedan reducir sus tiempos de espera, potenciar sus servicios y lograr una satisfacción a los pacientes, brindando atención personalizada y no genérica. Y claro, todo lo que logra Keirón es realmente bello.

En Keirón encontré un espacio donde el diseño trasciende las limitaciones base del imaginario que hay entorno a la disciplina, un espacio que permite posicionar al diseño en entornos de problemas complejos, resolviendo estas problemáticas desde la integralidad y la interdisciplina. Un espacio lleno de valores, desafíos soluciones y aprendizaje constante, los cuales están alineados con lo que quiero transmitir en la sala de clases.


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